En el siglo XIII, el amor se llegó a considerar una enfermedad con su propia sintomatología descrita en diferentes tratados de medicina. Era una “enfermedad” que padecían, principalmente, los hombres nobles que provocaba algunos síntomas, como la fatiga, la falta de apetito o el insomnio entre aquellos que la sufrían. Llegaron al punto de incluirlo en tratados de medicina.
Más adelante, a mediados del siglo XV, vemos como este hecho comienza a trasladarse de la medicina a la narrativa y se extiende a la ficción sentimental, tras la publicación de la obra Siervo libre de amor de Juan Rodríguez del Padrón. Algunos aspectos que revelan el éxito de este género serían el elemento idealista, orientado al ideal del amor, es decir, al amor cortés.
Algunas de las características más notables de la ficción sentimental fueron la brevedad de las composiciones con argumentos sencillos, el uso de alegorías para representar las secuelas del amor, y un desenlace, normalmente, trágico.
La Celestina, también conocida como Tragicomedia de Calisto y Melibea, se trata de una tragicomedia publicada en el 1499 por Fernando de Rojas. A lo largo del siglo XVI cultivó un gran éxito hasta que, en el año 1792, fue prohibida.
Contraste del concepto del amor en La Celestina: Acto I y Acto XIX
A lo largo del Acto I de La Celestina se observa claramente la intención del autor de parodiar el amor cortés. Nos encontramos con unos personajes que no cumplen con los estándares que deberían plasmar los amantes que componen este género. Calisto no guarda en secreto sus intenciones con Melibea, ni tampoco cuenta con la paciencia que debería tener un cortesano que padece la conocida enfermedad del amor. A través de estos personajes, también se critica la hipocresía del amor cortés que es, únicamente, amor sexual, muy evidente a lo largo de toda la obra.En su primer encuentro, en el Acto I, Calisto le confiesa a Melibea su amor secreto hacia ella. Para ello, recurre a un léxico propio del género del amor cortés, muy cuidado y refinado, propio de los cortesanos. Por otro lado, Melibea reacciona como se esperaría de una mujer digna y casta que pretende conservar su virtud, expresando su ofensa hacia las impúdicas intenciones por parte de Calisto. Aunque, a pesar de este claro rechazo, Melibea añade “Que no puede mi paciencia tolerar que aya subido en coraçón humano- conmigo el ylícito amor comunicar su deleyte”. Por lo que, indirectamente, le está diciendo que no está interesada, pero en realidad sí, una reacción que no correspondería con los cánones asociados al género del amor cortés.
Al igual que en el acto I, todavía percibimos el lenguaje característico del amor cortés, pero es posible percibir ciertas diferencias que han ido cambiando a lo largo del desarrollo de la trama. En este acto, Celestina ya ha cumplido con su cometido y ha conseguido que Melibea se enamore de Calisto. Nos encontramos ante una Melibea que ahora se siente libre de expresar sus sentimientos y sus deseos sexuales abiertamente, una mujer que no responde a la imagen típica de mujer sumisa y retraída que se asociaba a los personajes femeninos de la época.
Es en el Acto XIX donde finalmente hay un encuentro carnal, tres, concretamente: “a tres me parece que va la vencida”. Melibea comienza expresando su afecto de una manera muy intensa y sin reservas, dirigiéndose a Calisto como “amor mío” y “ángel mío”. Sin embargo, después de haber consumado el acto sexual, su trato es más frío, dirigiéndose a él como “señor”.
6 Comentarios
¡Holaa! Genial post. Me ha encantado conocer este aspecto, lo había ignorado por completo. Gracias por la info.
ResponderEliminarBesoss ♥
¡Hola, Valeria! Muchas gracias por tu mensaje y perdona por la demora en responder. Sí, la verdad es que yo también me quedé muy sorprendida cuando lo descubrí. Gracias por tu comentario. ¡Un beso!
EliminarHola.
ResponderEliminarBuenísima entrada, te ha quedado increíble.
Muchos besos.
¡Hola, Rubíes Literarios! Gracias por tu mensaje y perdona por la demora en responder. Me alegro de que te haya gustado la entrada, seguiré trabajando para poder publicar más contenido similar. ¡Un beso! :)
Eliminar¡Holaaaa!
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada, creo que es un análisis super interesante. Lo leí en el instituto y me gustó, de hecho ya sabía algunas cositas pero me ha gustado mucho recordarlas leyéndote ^^
Lo que me ha sorprendido es que realmente se llegara a considerar el amor como una enfermedad y hasta se incluyera en tratados, que fuerte :O
¡muchos besos!
PD: acabo de descubrir tu blog y me ha gustado mucho, por aquí me quedo.
Irene - Que la suerte esté siempre de vuestra parte
¡Hola, Irene! Te agradezco muchísimo el comentario y me disculpo por haber tardado tanto tiempo en contestar. Y sí, es sorprendente ver como llegaron a considerar el amor o el deseo sexual como una enfermedad... ¡Cómo cambian los tiempos!
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado mi blog y que te quedes por aquí. Estaré más atenta a los comentarios... ¡De verdad!
¡Un beso enorme!